lunes, 28 de junio de 2010

¿Y ahora qué?

El triunfo del nuevo presidente electo de los colombianos no fue una sorpresa para nadie, menos para quien resultó vencedor en esta contienda, pues su celebración estaba dispuesta mucho antes del cierre de las mesas de votación. Entonces surge para todos el evidente interrogante ¿y ahora qué?

A diferencia de lo que afirmaba el ex - candidato presidencial del partido verde en el momento en el que admitía su derrota y orientaba el nuevo camino de su colectividad, no creo que la respuesta al interrogante anteriormente mencionado sea y ahora todo, ni por parte de los verdes, ni por parte del nuevo gobierno. Es interesante visualizar la difusa realidad en que Mockus y su ola no especifican claramente su labor para los próximos cuatro años, apoyarán en unos aspectos y en otros criticarán, pareciendo efímero el todo de su respuesta.

Por otra parte, permanece este mismo interrogante para la clase media ¿y ahora qué? Todos los candidatos prometen ayuda a las clases menos favorecidas, obviamente también a las más favorecidas que son quienes los apoyan en su afán de ganar la disputa presidencial. Pero ¿y donde está la clase media que es la que sostiene a la economía nacional?

¿Qué pasa con todas las personas a las que no les subsidian la educación, porque sus familias tienen suficiente dinero para endeudarse con las instituciones educativas privadas que cada día son más impagables, que no les subsidian la salud porque tienen dinero para estar en el régimen contributivo y pagar por el mal servicio que prestan las EPS, que no les subsidian la vivienda porque con el dinero que se ganan les alcanza para solicitar un préstamo y enriquecer a los bancos endeudándose toda la vida, que no las vinculan directamente a los pocos y mal pagados trabajos que se ofrecen en el mercado laboral y no saben lo que son unas cesantías, unas vacaciones pagadas o una caja de compensación y que compran a diario en las tiendas, los supermercados, los centros comerciales y se endeudan con tarjetas de crédito?

Antanas Mockus en cierta medida personificaba a ese ciudadano del común, lastimosamente su campaña, su personalidad y sus respuestas, entre muchas otras cosas no le alcanzaron para derrotar a una persona que poco o nada sabe de la cotidianidad de clase media colombiana. Esa parte de la población que toma bus, transmilenio o taxi, que sabe lo que es estar enfermo y esperar horas para que en urgencias demuestren un mínimo de compasión o esperar meses para que asignen una cita para medicina general, que sabe lo que es estudiar una carrera costosa y salir a luchar en la selva laboral y rogar por un trabajo mediocre que no genera ni una mínima parte de lo que invirtió en educación, sólo para poder subsistir.

Esa clase a la que le toca buscar trabajo en los clasificados, porque en muchos casos no se tienen amistades influyentes que puedan hacer recomendaciones, o que en otros casos opta por el emprendimiento, pero se choca con la falta de apoyo nacional a este tipo de iniciativas, de manera que su triunfo si se alcanza, se debe exclusivamente a gestiones privadas y fuerza de voluntad.

Es muy fácil creer que cualquiera que haya estudiado en el exterior, y en su trayectoria académica cuente con especializaciones, maestrías y doctorados tenga la capacidad intelectual, emocional, gerencial y profesional para llevar todo el país en la cabeza, pero quien no ha vivido la cotidianidad del común no sabe las necesidades reales de la población de cualquier estrato.

Imagino que todos los presidentes elegidos en nuestro país han tenido brillantes hojas de vida que cualquier persona envidiaría, pero el país sigue igual, claro que con algunas demostraciones de montaña rusa, mejorando momentáneamente. El narcotráfico, las FARC y la delincuencia común solo son consecuencias de la aterradora situación estructural que debe ser reformada. Sólo son el reflejo de una sociedad deteriorada en donde la tendencia popular es la creencia generalizada que una persona con dinero está mejor preparada para ser presidente, como si la preparación para enfrentar la vida y los problemas solo se lograra en la academia u ocupando cargos gerenciales, ministeriales o diplomáticos.

Solo espero que en algún momento se tenga en cuenta a la parte relleno del sándwich, porque si llega a explotar todos estaremos perdidos, profundizándose la brecha existente, ampliando el margen de pobreza y disminuyendo el margen de riqueza, estableciéndose así la nueva estructura nacional: ricos y pobres.

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