lunes, 25 de octubre de 2010

¿Dónde están los ladrones?

En los últimos días ha cobrado vigencia la pregunta de la famosa canción de Shakira ¿Dónde están los ladrones? Por un lado, por el gran escándalo de las mafias de la contratación distrital y por el otro, porque los señalados aseguran ser inocentes, que todo fue a sus espaldas, que es un complot en su contra y que supuestamente les asalta el mismo interrogante mencionado.

Es muy bien sabido que una de las peores administraciones que ha tenido la capital colombiana en muchos años es la de Samuel Moreno y que toda la corrupción tejida alrededor de su gestión era un secreto a voces. Sin embargo lo que cabe resaltar a mi juicio es el porqué de tanto alboroto, si el ejemplo que seguían los gobiernos locales provenía del mismo gobierno nacional en cabeza del “maestro” Uribe que con lo de AIS (Agro Ingreso Seguro) no se quedó atrás en asuntos de esta índole.

Igualmente cabe mencionar la vergonzosa actitud de un partido como el de la U en cabeza del mismo ex presidente Uribe, que mientras la alcaldía de Samuel permanecía en aparente calma, gobernaban a su lado beneficiándose de las decisiones que se tomaban desde el Palacio de Liévano. Pero cuando se avecinó la tormenta abandonaron el barco. Como para pertenecer a semejante partido y tener a personajes con tantas calidades humanas como aliados.

La corrupción y las mafias siempre se han visto enredadas con la política y sus artífices: los políticos. La explicación es muy obvia pues la política lleva al poder y al dinero público y el dinero corrompe y lleva a la avaricia, a la falta de conciencia y al desinterés por el bien común y a la prevalencia del interés privado.

Para la muestra está el escándalo desatado en la FIFA (Federación Internacional de Futbol) estos últimos días por la corrupción entre sus miembros al revender boletas de entradas a partidos y recibir comisiones por votos de sedes a mundiales y para elecciones de cargos directivos. Pero estos simplemente son algunos ejemplos porque casos de tal magnitud hay millones.

Es en este preciso instante es en el que me pregunto ¿por qué se asombran? ¿Qué hay de raro en toda esta algarabía? ¿Es que ya se olvidaron de Samper y su proceso 8.000, de Foncolpuertos, de Chambacú o de Dragacol? Lo peor de toda esta historia no es que no se tenga memoria, sino que finalmente nadie va a terminar siendo culpable o pagando por nada.

Qué situación tan lamentable, pero eso en un año ya está olvidado y quien quita que de pronto Samuel al final de su gestión obtenga un gran porcentaje de popularidad como en su momento lo logró Peñalosa y la cara de la moneda cambia y se configura como uno de los mejores alcaldes de Bogotá. Por el momento nos seguiremos preguntando todos hasta los mismos ladrones ¿Dónde están los ladrones? (como Shakira cuando solía ser colombiana, auténtica y original), sabiendo pero a la vez ignorando que están en la televisión, en los periódicos, en los gobiernos y con el terrible cargo de consciencia de que siempre estarán presentes.