lunes, 27 de septiembre de 2010

Falsos héroes importados

Gracias a las enseñanzas heredadas del tiempo de la colonia española existe una visión generalizada entre muchos colombianos sobre Europa, a pesar de las crisis económicas que ha atravesado en los últimos años se percibe como un continente próspero, avanzado, culto, lleno de historia y sitios turísticos. Sin embargo parece que tal superación en algunos países del continente europeo en cierto modo generara aburrimiento y tedio entre sus jóvenes. Mientras aquí se admiran sus mentalidades abiertas y culturas ancestrales, allá se desea ser héroe de conflictos prestados.

Los jóvenes colombianos hemos crecido en medio de una guerra absurda, sabiendo de la existencia de los grupos armados ilegales y siendo conscientes del peligro inminente del terrorismo en nuestro diario vivir. Muchos han sido objeto de reclutamiento forzado y deben ser parte de este conflicto sin quererlo, otros por su voluntad optan por tomar algún lado y otros simplemente no entendemos la justificación, los medios y el sentido de esta conflagración que lo único que trae a la sociedad civil es sangre y muerte.

Por eso me resulta tan incompresible el caso de la holandesa Tanja Nijmeijer (militante de la guerrilla colombiana Farc), quien decidió dejar un país tranquilo y venir al nuestro a hacer parte de un conflicto armado extraño a ella y a su nación. Es realmente desconcertante que una persona venga de otro país a luchar por algo que además de ser injustificado y obsoleto, es completamente inhumano y abominable. Ni sus compatriotas, ni su familia han tenido que ver en lo absoluto con esta clase de violencia encarnizada que cada día cobra más y más víctimas colombianas.

Puede que en sus inicios esta lucha haya representado alguna ideología y a una parte de la población, pero hoy en día el terror y el narcotráfico se han apropiado de su visión y eso precisamente es lo que generan. Es siniestro que uno de los grupos armados al margen de la ley se llame Farc – Ep (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo) ¿A cuál pueblo se refieren? A los campesinos que ellos mismos asesinan y desplazan o hablan de sí mismos y de su deseo de apoderarse del territorio nacional y reemplazar una democracia (a pesar de la corrupción y todos sus efectos, es una democracia) por un régimen de terror como en su tiempo lo fue la zona de distención, la Unión Soviética o lo es Corea del Norte.

¿Es eso lo que persigue dicha holandesa? ¿Son sus ideales llegar al poder mediante ataques constantes a la sociedad civil, los secuestros extorsivos, las masacres a la fuerza pública, la creación de nuevas formas de asesinar y el reclutamiento forzado?

Imagino entonces que la situación de ciertos países europeos es tan aburrida y tediosa, que tener educación con calidad y gratuita, salud, empleo y transporte eficiente no es suficiente. De manera que llegan a la conclusión de que lo mejor es ir a un país del “tercer mundo (como ellos mismos nos llaman)” en donde se necesitan sus mentes e ideas para poder salir de una situación con tantos problemas, y en la que ellos podrán tener un papel útil en la sociedad y quedar como héroes en tierras lejanas a las suyas.

Como en sus respectivos países tienen tantos asuntos resueltos, algunos desean venir y vivir en carne propia la violencia cotidiana a la que estamos sometidos los colombianos, para sentir que han logrado vivir por un supuesto ideal. Sin embargo no consideran que semejante escenario es algo a lo que los colombianos nos hemos visto obligados a vivir, no es algo que disfrutemos ni queramos para el futuro, porque esta guerra no es por el pueblo, ni por la reivindicación de derechos. Esta es una guerra sin tregua en donde todos somos perdedores, incluso los mismos falsos héroes importados que buscan su reconocimiento y recordación en la sociedad abanderando guerras ajenas, creyendo que dejarán un legado a la humanidad en un conflicto en donde los únicos héroes resultan siendo las mismas víctimas.

martes, 21 de septiembre de 2010

Comparaciones odiosas

Todavía hace falta algún tiempo para las elecciones del 2011 y desde ya se empiezan a oír algunos nombres como posibles candidatos. Un caso particular que traigo a colación y que me causa cierta inconformidad es el del ex alcalde de Bogotá y miembro del Partido Verde, Enrique Peñalosa, quien desea lanzarse como candidato a la alcaldía de Bogotá por tercera ocasión.

Peñalosa recientemente concedió una entrevista a un canal nacional de televisión. Entre los temas que trató se encuentran sus aspiraciones a ser candidato del partido al que pertenece a la alcaldía de Bogotá, sus posibles contrapartes dentro del partido, la inconveniencia para la capital de construir un metro, las obras de la época de su alcaldía y su parecer acerca de su derrota en las pasadas elecciones.

Dentro de sus respuestas comentaba lo inoportuno que sería para Bogotá la construcción del metro, aduciendo que algunos estudios previos concluyeron que no era la mejor inversión para la ciudad, además que se construiría una sola línea de metro y hace una comparación con el metro de Londres que tiene diferentes líneas lo que en su perspectiva lo vuelve eficiente. También hace mención a que el dinero destinado a esta obra serviría para la construcción de arterias viales sobre las cuales se movilizaría el transmilenio, que en su percepción sería la solución futura a todo este embrollo de transporte público. Y por otra parte, en el ámbito de seguridad hace una comparación con Canadá, sobre el sistema tan organizado y efectivo que tienen, a diferencia de la actualidad en la capital.

Precisamente son estos puntos los que originan mi inconformidad y desconfianza, porque si bien es cierto que Bogotá es una gran ciudad y es la capital de Colombia, no entiendo qué cabida tienen algunas comparaciones a mi juicio bastante improcedentes con Londres y Canadá. ¿Cómo nace esta corriente de políticos que pretenden convencer a los ciudadanos con comparaciones fuera de lugar?

Tantos estudios, maestrías y doctorados que hacen nuestros políticos, algunos de ellos en el exterior, y se han olvidado de que la realidad colombiana y bogotana se encuentra aquí en el día a día, no en los libros de otros casos, ni en la implementación de teorías hechas para otras realidades.

Lo comento porque no es solo el caso de Peñalosa. Gina Parodi (quien ha desparecido de la escena política actual) también solía hacer comparaciones odiosas como las que menciono. Si desean ganar las elecciones y hacer una buena gestión, lo importante es ubicarse en el contexto nacional y en este caso particular en el contexto distrital. Es muy importante conocer la cotidianidad y los problemas reales de la gente del común, que son quienes votan y por ende a los que deben estar dirigidas las propuestas y las soluciones.

Puede que le resulte inconveniente la realización del metro a Peñalosa y a todos sus colaboradores verdes, pero ustedes ¿Son usuarios asiduos del servicio de transporte público? ¿Son de las personas que se trasportan a través de este servicio en horas pico? La respuesta es muy obvia. Y es que es muy fácil hablar de las situaciones en tercera persona, de lo importante y efectivo que ha sido, es y será el transmilenio cuando quien habla de ello no lo usa. Lo digo porque el metro además de ser una necesidad, es una deuda que tienen los gobernantes con los capitalinos.

Bogotá es como es y ninguna comparación la hará mejor o peor, pero las acciones si representarán grandes cambios en una ciudad a la que el último alcalde ha destruido por completo, no se sabe quién será el nuevo alcalde, lo que sí es seguro es que quien sea elegido será mejor que Samuel.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Increíble…

Es increíble como todavía en este país luego de toda la historia de violencia, corrupción e impunidad que nos precede, creamos tan ingenuamente todos los malabares y peripecias que los altos políticos se inventan para ocultar sus perjudiciales acciones en detrimento de la nación.

Desde el tiempo en que el ex – presidente Álvaro Uribe todavía gobernaba se descubrió el escándalo de las chuzadas, en donde a ciertas personas de la vida política y pública del país se les hacían seguimientos e interceptaciones de manera ilegal. La noticia salió a la luz y se iniciaron investigaciones, se despidieron algunos funcionarios del DAS (Departamento administrativo de Seguridad), entidad que llevaba a cabo semejante operación secreta.

Dentro de las investigaciones se vincularon a ex directores del DAS, al ex director de la UIAF (Unidad Administrativa Especial de Información Análisis Financiero) y a una ex funcionaria del DAS, apodada la “Mata – Hari colombiana” quien lideraba la labor de espionaje en la Corte Suprema de Justicia.

Pero de toda la información expuesta me quedan ciertas dudas y es que es asombroso pensar que los altos funcionarios del estado, los políticos y los medios de comunicación todavía sigan pensando que los colombianos permanecen en un estado de letargo en el no tienen conciencia alguna de lo que ocurre a su alrededor. Cómo nos van a hacer pensar que los funcionarios relacionados con estos casos actuaron de manera autónoma e independiente, cómo nos hacen pensar que de repente se les ocurrió que sería benéfico para ellos o para el gobierno de turno tener información adicional extraída de forma ilegal a ciertos personajes.

Cómo no se vincula a tan renombrado proceso al ex presidente Uribe, quien públicamente gobernaba conociendo hasta el último detalle de lo que ocurría a su alrededor y ahora desean hacernos creer que él no tenía la más mínima idea de tal violación a la intimidad, o lo que es peor que él mismo fue víctima tan reprobable acción. Es increíble que tampoco sea vinculado al proceso de la “Yidispolítica” cuando las dádivas que se ofrecieron fueron precisamente por su causa.

¿Será que realmente la gente de este país no piensa? ¿Será que nadie se da cuenta de lo que ocurre? ¿O será que a nadie le importa? ¿Vamos a permitir que se repita lo de Samper con su famosa frase “todo fue a mis espaldas”? ¿Acaso lo que más importa en este país es quien mienta mejor?

Mientras muchas personas están respondiendo por estos hechos corruptos y delictivos es increíble que Uribe siga muy tranquilo dictando clases en una prestigiosa universidad estadounidense. ¿Será verdad que el colombiano es un autómata que prefiere que otros elijan por él lo que debe pensar?

Me da tristeza considerarlo, pero los hechos hablan por sí mismos, y mucha gente simplemente confía en todo lo que escucha, ve o lee, no sé si por ingenuidad, indiferencia, olvido o desinterés, pero simplemente se cree más en los medios de comunicación que en la propia historia nacional. Increíble!