jueves, 10 de junio de 2010

La fiesta mundialista

En estos días del año, cada 4 años tenemos la posibilidad de disfrutar la fiesta futbolística más grande del mundo, la Copa Mundial. La energía, alegría, pasión y emoción que se desprenden de este gran evento son inmensas hasta para las personas que como nosotros los colombianos no tenemos a nuestra selección presente en esta celebración. En esta oportunidad y por primera vez el continente africano abre sus puertas al mundo para este festejo en donde la diversidad cultural es la gran protagonista.

Recuerdo que yo sólo contaba con 10 años cuando la pasión por este deporte se apoderó de mí, en la final de Estados Unidos 94, en la que se enfrentaban Brasil e Italia definiéndose el partido por penaltis. Yo no entendía mucho de aquello, pero recuerdo que cada vez sentía más curiosidad y hacía más preguntas sobre el partido y el futbol. De esta manera fui testigo de la transmisión de emociones que un partido con solo verlo por televisión produce, cuando Roberto Baggio de Italia botó un penalti y Brasil se coronó como campeón.

Mientras Italia lloraba, Brasil festejaba, y es que uno de los atractivos de este deporte es que además del multiculturalismo que se vive, también nos muestra las dos caras de la moneda, porque es como la vida misma, en donde a veces se gana y a veces se pierde. Lo que se debe aprender es a perder y a ganar con dignidad, esta es una de las enseñanzas del juego, así como jugar con lealtad y respeto.

Desde esa experiencia mundialista en 1994 me volví seguidora de este deporte que para muchos es fascinante, pero para otros es aburrido. Lastimosamente me tomó mucho tiempo entender que aunque los colombianos queramos seguir a nuestra selección, debíamos seguir a otras y tener opciones durante los mundiales, debido a que la nuestra era eliminada en las primeras rondas o peor aún ni siquiera clasificaba como es el caso de los últimos 3 mundiales.

Y es que aunque a muchos no les guste el futbol, el mundial inserta en su magnetismo a cualquiera, hasta al más apático. Durante un mes todo gira en torno a esta fiesta, los noticieros, los canales nacionales e internacionales, los almacenes, la radio, el comercio y hasta las oficinas. Así la gente no quiera pertenecer a esta ola futbolera verá a sus parientes, amigos, compañeros de trabajo o vecinos comentando acerca de los partidos y las diferentes selecciones, llegando a un punto donde el contagio por esta fiebre será inminente.

Además de ser esta una oportunidad para disfrutar de buen fútbol, también nos brinda mayores conocimientos sobre otras culturas. En este caso sobre la cultura surafricana, que a pesar de ser un pueblo que a través de la historia ha sufrido mucho, demuestra la calidez, hospitalidad, amabilidad y alegría propia de su gente. Demostrando que no importan las dificultades que se tengan, siempre habrá opciones y posibilidades mientras mantengamos esperanza y optimismo, porque cada vez las cosas pueden ser mejores.

Así que convoco a mis compatriotas a disfrutar de esta hermosa celebración y les deseo mucha suerte con cualquiera que sea su selección favorita!

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