viernes, 23 de julio de 2010

¿Será mejor ser amigo hipócrita o enemigo abierto de Venezuela?

Esta semana nuevamente se han roto las relaciones con Venezuela debido a las pruebas expuestas por el gobierno colombiano ante la OEA, sobre la presencia de integrantes del grupo terrorista de las FARC en su territorio. Sin embargo lo raro de toda la historia no es que integrantes de ese grupo ilegal se encuentren en Venezuela, como ya es muy bien sabido desde hace mucho tiempo. Lo paradójico es que sea hasta este momento en el que Uribe y su gobierno deciden denunciarlo internacionalmente.

En realidad no entiendo por qué muchos califican la decisión unilateral de Venezuela como lamentable, pues teniendo como vecino a un presidente solapado como lo es Hugo Chávez, lo mejor es mantenerse alejado. Claro que algunos opinan que lo mejor para el país en materia de seguridad y economía sería mantener la prudencia y la diplomacia ante todo.

Pero ¿por qué mantener buenas relaciones con un país manejado por una persona ególatra, manipuladora, dramática y ansiosa de poder, una persona que predica la unidad latinoamericana y aloja en su territorio una amenaza para su “supuesto” hermano Colombia? ¿Por qué seguir atados a un gobierno que quiere hacer de varios países uno que él solo gobierne, a costa de la libertad y seguridad de sus vecinos? Que lo único que hace es engañar a sus seguidores para que continúen su idolatría y que tiene la osadía de atribuirle a Colombia sus denuncias como una agresión, cuando los que hemos sido agredidos constantemente por él y su gobierno hemos sido los colombianos.

Lo que Chávez nos ha otorgado es una oportunidad para buscar nuevos mercados, nuevas oportunidades comerciales para que no sigamos dependiendo de un gobernante emocional y ávido de público y atención. Es una oportunidad para que los terroristas de las FARC se queden allá y vulneren otra seguridad y libertad diferente a la de los colombianos. ¿Por qué creer que si las relaciones se mantienen en un tono de cordialidad con el íntimo amigo de los hampones de las guerrillas colombianas, él va a cooperar para que los atrapen o enjuicien?

Aquel es un pensamiento muy ingenuo y es extraño que personas que han ocupado altos cargos gubernamentales y diplomáticos tengan semejante ilusión, al tratarse de un gobierno tan antidemocrático como el venezolano. Está demostrado que algún tipo de acuerdo con esos delincuentes es imposible y mucho menos si son auspiciados por el déspota de Chávez.

Por otro lado, resulta muy curioso que el presidente Uribe decidiera hacer públicas estas denuncias a nivel internacional precisamente en este momento. Si el gobierno colombiano tenía pruebas suficientes de la existencia de terroristas en territorio vecino ¿por qué no lo evidenció antes? ¿Por qué hasta ahora? La respuesta es muy simple, porque Uribe más allá de cualquier cosa adora el poder, detesta a Chávez y quiere seguir siendo visto como el “gran presidente” que muchos dicen ha sido.

Santos invitó a su posesión a Chávez como gesto de amabilidad y muestra de que en su gobierno las cosas mejorarían. La suposición más lógica es que a Uribe esto no le hacía ninguna gracia y decidió arremeter contra nuestro vecino. No solo para arruinar los esfuerzos que pretendía hacer su sucesor para arreglar las relaciones, sino también para impedir que quedara como el salvador de la diplomacia entre las dos patrias hermanas, además de ahorrarse la incomodidad de verle la cara o hacerle alguna atención a Chávez el siete de agosto.

Al parecer, nuestro presidente actual está más entrenado en las lides políticas que le presidente entrante, aunque en algún momento hubiera podido pensarse lo contrario. No es claro si Santos quería un acercamiento con Chávez para mejorar la situación y así llegar a las FARC, lo que no es nada probable o por el contrario era una actuación para vigilar a las guerrillas más de cerca, pues muy bien dice un adagio popular: “Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos”.

Lo claro es que el trabajo de la diplomacia entrante con el sátrapa de Chávez va a ser muy arduo y el camino es escabroso. ¿Cómo enfrentar ahora la situación con el vecino país si la mayoría de países de América saben de la presencia de terroristas en Venezuela? ¿Será bueno hacerle caso al adagio popular y ser un amigo hipócrita? O ¿será mejor seguir con la política exterior impuesta por el saliente presidente Uribe y ser abiertamente enemigos? El tiempo y sus consecuencias lo dirán.

P.S: Todos los que aman a Maradona, por favor vean como están sus lealtades, habla sin conocimiento de causa apoyando a un gobernante tirano, ¿será que también es amigo de las FARC? ¿Será que también cree que son grupos beligerantes que apoyan a la sociedad civil y no matan, ni secuestran? Parece que no ha dejado el uso de sustancias alucinógenas, puesto que su sentido de la realidad está muy distorsionado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario